Alimentos y sus Propiedades Medicinales

 

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El Dr Saz Peiró explica las propiedades de diversos alimentos-medicamentos, de los que afirma: «Los compuestos de estos alimentos no han demostrado curar totalmente el cáncer, pero sí han demostrado gran eficacia en su prevención. También han demostrado participar en muchos regímenes de la gente que ha curado su cáncer, y están catalogados dentro de la curación espontánea o natural del cáncer».

  • Ajo:

Previene el cáncer de estómago. Según Peiró, en 1952 científicos soviéticos tratan con éxito tumores en humanos y en 1987 se comprueba en Estados Unidos que tomar ajo crudo estimula en el sistema inmunológico la capacidad de las células asesinas que atacan a las células cancerosas. Comparada en China la incidencia de Cáncer entre consumidores y no consumidores de ajo por 100.000 habitantes, en los consumidores hay un 3,4% de cáncer de estómago y un 40% en quienes no toman ajo.

  • Albaricoque:

De la semilla del albaricoque se extrae laetriel o amigdalina, sustancia tóxica pero ensayada con éxito en el tratamiento de algunos cánceres. El albaricoque es rico en betacaroteno, que ayuda a reducir el cáncer de pulmón y mejorar el sistema inmunológico, y en licopeno, que es antioxidante.

  • Algas marinas Kelp:

Para la tradición egipcia y china, el kelp marrón cura el cáncer. En 1981 Jane Teas, de la Facultad de Salud Pública de Harward, desarrolla la teoría de que las mujeres japonesas tienen menos cáncer por tomar algas en su dieta, comprueba que en un tercio
consumen algas laminarias y defiende que fucoidina es una de las sustancias responsables de la acción antitumoral. Posteriormente, en 1985 y 1986 se estudian otras algas, wakame por ejemplo, y se comprueba que protegen de los tumores por estimular el sistema inmunológico. Se toman en ensalada o en guisos con arroz.

  • Arroz:

Al ser una semilla el arroz contiene niveles elevados de inhibidores de las proteínas, que inhiben la acción de los oncogenes. En 1981 se patentan tres productos a base de arroz que detienen el cáncer intestinal en ratones.

  • Batata:

Junto a la calabaza y la zanahoria, se la considera preventiva del cáncer de pulmón, ya que tiene betacaroteno, inhibidores de las proteasas y polifenoles, que se comportan como antioxidantes.

  • Brócoli:

El brócoli contiene gran cantidad de sustancias que se consideran antídotos contra el cáncer, como indoles, glucosionalatos, betacarotenos, clorofila y monoterpenos.

  • Cebada:

Los inhibidores de las proteasas de la cebada atacan a los agentes causantes del cáncer intestinal.

  • Cebolla:

Se ha conseguido aislar el propil-sulfuro de la cebolla, que bloquea las enzimas que activan el cáncer. Recomienda ingerirla cruda; en ensaladas, por ejemplo.

  • Col, brécol, coles de Bruselas y coliflor:

El Dr. Saz se refiere a la col como «El gran vegetal para prevenir el cáncer, rico en carotenos. Clorofila, indoles, glucosinolenos, aflatoxina, monoterpenos y sulforano impiden la acción de las células tumorales». Investigadores de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, han verificado en células humanas con cáncer de mama que unos compuestos del brécol denominados indoles se convierten en el estómago en dindolilmetana (DIM), que impide la división y reproducción de las células cancerosas y promueve su muerte, así como que una sustancia química que se produce al digerir verduras como brécol y col puede inhibir el crecimiento de las células del cáncer de próstata.

  • Higo:

Se conoce desde la más remota antigüedad la utilización del fruto de la higuera contra el cáncer. Se ha aislado una sustancia, benzoaldehído, y abundantes bioflavonoides que actúan como antioxidantes, y se ha comprobado la eficacia de los higos en animales y personas: «La cura de higos ha sido tradicional en la medicina naturista, se comenzará por tomar un kilo por día repartido en tres comidas, aumentando paulatinamente hasta tres kilos al día, para luego disminuir hasta el final de la cura, de cinco a siete días».

  • Legumbres en grano:

Alubias, frijoles, garbanzos y lentejas al ser ricos en inhibidores de las proteasas, pueden desactivar los oncogenes e impedir la formación de metástasis sobre todo con las saponinas.

  • Limón y lima:

La vitamina C como antioxidante y la pectina de la cáscara de limón y lima protegen o inhiben factores cancerígenos como las nitrosaminas: «Se ha considerado que la pectina podría inhibir las metástasis del cáncer de próstata».

  • Lino:

Las semillas de lino contienen lignanos, antioxidantes y ácidos grasos omega 3, de acción anticancerosa sobre todo en tumores del aparato digestivo y cáncer de próstata.

  • Lúpulo:

El lúpulo contiene xanthohumue, sustancia hormonal de acción anticancerosa.

  • Manzana:

El jugo fresco de manzana es muy rico en ácido caféico o clorogénico, de gran eficacia para inhibir la formación de tumores en animales de laboratorio a los que se había inyectado potentes carcinogenéticos. La piel de manzana puede inhibir el proceso tumoral: un equipo de investigadores de Nueva York que analizó el efecto sobre células de cáncer de colon concluye que las manzanas, especialmente en la piel, tienen elementos antioxidantes y anticancerígenos que inhiben la proliferación celular.

  • Melón:

El interés del melón radica en su riqueza en betacarotenos.

  • Nabo:

El nabo es muy rico en glucosinolatos como isotiocianatos, luteína y zeaxantina; y sus hojas verdes sobre todo crudas contienen betacaroteno y clorofila que pierden parte de sus propiedades al cocer. Pueden utilizarse mezcladas con otros jugos, por ejemplo de remolacha roja, rica en flavonoides, alantoína y colina.

  • Nueces:

Las nueces son ricas en principios que inhiben las proteasas, y en polifenoles.

  • Patata:

La patata cruda es rica en inhibidores de proteasas y en ácido clorogénico, que protegen del cáncer, mientras que cuando las patatas se vuelven viejas el proceso se invierte y aparecen sustancias cancerígenas.

  • Setas:

El shiitake, el enoki, la seta ostra, estimulan el sistema inmunológico y el interferon, e interfieren en el crecimiento de tumores.

  • Soja:

Por la genisteína, la soja incrementa los inhibidores de las proteasas.

  • Sandía:

La sandía resulta interesante por su contenido en betacarotenos y licopeno.

  • Té:

Los taninos del té verde inhiben las nitrosaminas, la catecina y teaflavinas.

  • Tomate:

Tal y como el Dr. Saz Peiró transcribe, del análisis de 72 estudios que examinan la relación entre el cáncer y el consumo de tomate, Edward Giovannuci, de la Facultad de Medicina de Harward en Boston, concluye: «El consumo de tomates crudos y productos que los contienen como salsas, zumos, sopas, etc., reduce sustancialmente el riesgo de numerosos cánceres, en especial el de próstata, pulmón y estómago., …, El tomate es rico en varias sustancias fitoquímicas con propiedades anticancerígenas, que conducen a la formación de carotenoides, como el licopeno, compuestos que protegen a las células de los efectos de la oxidación, …, Aunque el procesado del tomate no parece disminuir su efecto benéfico, muchos alimentos procesados que contienen tomate también incluyen grasas y azúcares no saludables». El metaanálisis también sugiere beneficios en los cánceres pancreático, colorrectal, esofágico, oral, de mama y cervical.

  • Uva:

En 1927 A. M. Leihstein prescribe el tratamiento a base de uvas para el cáncer y en 1928 la paciente Johanna Brandt asegura en su libro La cura de uva que se ha curado de un cáncer de abdomen. Saz Peiró afirma que polifenoles, ácido cafeico, flavonoides y resveratrol han demostrado su eficacia en animales: «Después de desarrollar resistencia a la quimioterapia, las células tumorales continúan reproduciéndose».

Muchas células tumorales que continúan proliferando; pero cuando se someten a los agentes antitumorales de la uva, se reduce el crecimiento tumoral.

Saz Peiró añade unas pautas sobre la cura de uvas, que cuenta con una gran tradición en medicina naturista, y que puede realizarse tanto con uvas como con zumos. Si es posible deben ser de cultivo biológico y bien maduras. Las uvas más dulces son las más energéticas, y las más ácidas las más depurativas.

La dosis para los adultos oscila entre 2 y 4 kg. diarios, tomadas en intervalos cada 2 horas. Los estreñidos deben tomar la uva con piel por su efecto laxante, pero si se tiene el estómago delicado no debe tomarse la piel. Las uvas deben masticarse muy despacio.

Sobre la duración: «El Dr. Ángel Bidaurrázaga dice que la cura de uvas no debe durar menos de 3 semanas». La cura de uvas conviene practicarla anualmente, tanto enfermos como sanos. Igual que en el ayuno, en la cura de uvas aparecen crisis que se manifiestan como dolor de cabeza, lengua blanca, mal sabor en la boca, debilidad, etc. Hay quienes recomiendan 1 ó 2 días de ayuno antes de comenzar la cura de uvas. Una vez terminada la cura de uvas, se debe empezar a comer también otras frutas, disminuyendo paulatinamente las uvas y aumentando las restantes frutas, teniendo en cuenta que conviene tomar una sola clase de fruta en una comida, luego se puede comer hortalizas y cereales y por último legumbres pero sin olvidar las incompatibilidades alimenticias.

  • Zanahoria:

Los alfa y betacarotenos de la zanahoria reducen la posibilidad de padecer cáncer de pulmón. En ayunas detiene el cáncer hepático», en palabras del Dr. Saz Peiró, que recomienda tomar un vaso de jugo fresco y de cultivo biológico al día.

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